Chistes cristianos 2

Un hombre fue a la selva y vio un tigre, que le quería atacar.  Él empezó a decir, “¡Te reprendo!” y el tigre dijo, “Padre, bendice estos alimentos.”   E.G., Málaga, España

Un barco se encontraba al punto de naufragar, y la tripulación se daba prisa para rescatar a todos los que se encontraban en el barco.  Entonces, le tocó el turno a un fervoroso cristiano.  El marinero le gritó, “¡Vamos, hombre! ¡Ven a la lancha salvavidas!”  Y el cristiano le contestó, “¡No, el Señor me va a salvar!”  Y la lancha se fue.  Después, salió otra lancha, y le volvieron a gritar al hombre cristiano, “¡Ven, salva tu vida!”  Y el cristiano volvió a contestar, “¡No, el Señor me salvará!”  Y así pasó sucesivamente, hasta que salieron las seis lanchas salvavidas, y el fiel cristiano se ahogó.  Al llegar a la presencia de Dios, decepcionado, le reclamó, “¿Señor, por qué no me salvaste?”  Y el Señor contestó, “YO TE MANDÉ SEIS LANCHAS.”   M.A.C.S., Atotonilco el Grande, Hidalgo, México

Un pastor le dijo a una anciana que fuera a la iglesia y ella le contestó: "No puedo dejar solo mis pollitos.”  "No se preocupe, Dios se los cuidará,” le contestó el pastor.  En pleno culto el pastor dijo, "Adoren a Dios, que está aquí con nosotros," y la anciana dijo: "¡Hay pues, me dejó los pollos solos!"   O.T, Santiago, República Dominicana

Una misionera brasileña visitaba un país hispano.  Durante un servicio en una iglesia fue invitada a pasar al frente y dar un saludo.  Ella, muy apenada, pues era muy tímida, dijo al público: "Lo siento, yo estoy embarazada y la culpa la tiene su pastor."  (Ella quiso decir apenada pero no lo sabía decir en español y en Brasil la palabra ‘embarazada’ tiene el mismo significado.)   M.G., Inman, SC, EE.UU.

¿Cuál era el músico más desafinado de la Biblia?  Labán, porque Jacob le pidió la menor y le dio la mayor.   C.M., Guayama, Puerto Rico

Un hermano, después de vivir mucho tiempo en los Estados Unidos, decidió ir a visitar a sus padres a su rancho en México.  Al llegar al pueblo, él encontró que todos eran cristianos.  El siguiente día, él montó en burro para dar una vuelta.  Su papá le recomendó que para que caminara, dijera “Gloria a Dios,” y para pararlo, “Aleluya.”  Así iba en el burro, diciendo “Gloria a Dios” por todo el camino.  Cuando menos se acordó, el burro iba recio, derecho al barranco.  Asustado, no se acordaba como pararlo, y ya en la orilla él dijo, “Aleluya,” y se paró.  Asustado, dijo el hombre, “¡Fiuuu! ¡Gloria a Dios que paró!  Y quazz., que camina.  J.S., Odessa, TX, EE.UU.

¿Cuál es el profeta gomelo de la Biblia?  Oseas.   M.C.M., Cali, Colombia  (Nota: Este chiste será entendido mayormente por los colombianos.)

Era un pastor que estaba muy enfermo y al punto de irse a su morada celestial.  De repente uno de sus hijos se acercó a él y le preguntó, “Papá, ¿un último deseo?”  Él pastor le dijo, “Sí, hijo, ve a la cocina y tráeme de ese pastel que tu mamá está horneando, que huele muy bien y es mi favorito.”  Después de una hora, el hijo regresó y el pastor le preguntó, “¿Qué pasó con el pedazo de pastel que te pedí como último deseo, hijo mió?”  El hijo le contestó, “Papá, tú ya conoces a Mamá; ya sabes lo estricta que es, y ella dice que el pastel es para después del funeral.”   L.S., Eilat, Israel

Íbamos mi esposa y yo en el auto, ya de regreso de la iglesia.  Al llegar a un cruce peligroso de una avenida, enfrené rápidamente, a lo que el auto se galoneó.  Pues, una dama que iba manejando en su auto, pasándose un alto, casi provoca un accidente.  Al ver la cara de mi esposa tan asustada, le dije: “No te preocupes.  De seguro era cristiana - ‘La muerte le es ganancia.’”   J.R., Puebla, Puebla, México

Un día los hermanos estaban en un culto de oración.  Mientras los hermanos oraban, en la calle había huelga, y algunos hermanos decían: “Yo estoy confiado en el Señor - de aquí nadie me mueve.”  Aconteció que solo tiraron un tiro, y todos los hermanos estaban debajo de los bancos y en el baño.   L.M., Azua, República Dominicana

Un día entró un ladrón a la casa de un pastor, y escuchó una voz que le dijo, “Jesús te está mirando.”  Bueno pues, el hombre no hizo caso e insistió en el robo.  Otra vez él escuchó la voz: “Jesús te está mirando.”  El hombre, todo asustado, prendió la luz y vio que él que decía eso era un loro, y le dijo, “Loro mentiroso, me has asustado.  ¿Cómo te llamas?” le pregunto el ratero.  A lo que el loro contestó, “Pedro, señor.”  El ratero le dijo, “Qué raro ese nombre para un loro.”  El loro le respondió, “Más raro es Jesús para un Doberman.”    M.J.B., Lima, Perú

Entran en un banco dos asaltantes con máscaras y ametralladoras.  Toda la gente espantada se ven entre si; los tipos les dicen con acento, “ALA BARE, ALA BARE.”  (Esto quiere decir, “A la pared.”)  Todos, con sus manos levantadas, comienzan a cantar “Alabaré, alabaré.”    L.S., Eilat, Israel

A una congregación llegaron a predicar unos hombres muy elocuentes para hablar.  Al estar predicando, la mayoría de los hermanos estaban muy contentos y decían: “Hasta que nos mandaron un buen predicador que predique a nuestra altura.”  Pero había allí también una ancianita que solamente estaba muy callada, escuchando y no glorificaba a Dios.  Al terminar la prédica, el predicador le pregunta a la ancianita: “Hermanita, ¿por qué estuvo usted tan callada durante el sermón?”  A lo que la ancianita le contesta: “Pues mira, mi hijito, no te entendí nada.  Para la próxima vez que tu vengas a predicar, en vez de traer mi Biblia me traigo mi diccionario.”    H.C., Madras, OR, EE.UU.

Regresábamos de una convención fuera de la ciudad, y vimos varios accidentes por la autopista, ya que llovía intensamente. Una hermana muy fervorosa recomendó orar para que Dios nos llevara con bien a nuestro destino.  Ya iniciada la oración, le dije al conductor que ya abra ojos (claro, esto era una broma).  La hermana que oraba, espantada, gritó, “¡Usted no, chofer!”    M.R., Monterrey, Nuevo León, México

No le digas a Dios cuán grande es tu problema, dile a tu problema cuán grande es Dios.   J., España

Llegó a una congregación hispana una hermana americana que hablaba muy poco español.  Ella deseaba seguir visitando la iglesia, pero no tenía carro, o más bien estaba suspendida su licencia de manejar, y por esta razón no podía asistir a los servicios.  El Pastor habló con ella y le dijo que él y su esposa le iban a ayudar, y pasarían a recogerla cada día del servicio.  Se llega el domingo y esta hermana se pone en pie entre la congregación para dar gracias al Señor, y dice: “Echstoy muy agradicida con Dios porqui el pachstor me puso las medias para que viniera a la iglechsia,” (queriendo decir que el Pastor le había puesto los medios para que ella pudiera ir a la Iglesia).  El pastor que estaba en frente le decía, “No hermana, yo no le puse las medias,” y ella decía, “Sí hermano, usted me puso las medias.”    M.M., Madras, OR, EE.UU.



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